lunes, 23 de enero de 2023

EPITAPH TO A DOG

Near this spot
Are deposited the Remains
Of one
Who possessed Beauty
Without Vanity,
Strength without Insolence,
Courage without Ferocity,
And all the Virtues of Man
Without his Vices.

The Price, which would be unmeaning flattery
If inscribed over Human Ashes,
Is but a just tribute to the Memory of
“Boatswain,” a Dog
Who was born at Newfoundland,
May, 1803,
And died in Newstead Abbey,
Nov. 18th, 1808.

When some proud son of man returns to earth,
Unknown by glory, but upheld by birth,
The sculptor’s art exhausts the pomp of woe,
And stories urns record that rests below.
When all is done, upon the tomb is seen,
Not what he was, but what he should have been.
But the poor dog, in life the firmest friend,
The first to welcome, foremost to defend,
Whose honest heart is still his master’s own,
Who labors, fights, lives, breathes for him alone,
Unhonored falls, unnoticed all his worth,
Denied in heaven the soul he held on earth —
While man, vain insect! hopes to be forgiven,
And claims himself a sole exclusive heaven.

Oh man! thou feeble tenant of an hour,
Debased by slavery, or corrupt by power —
Who knows thee well must quit thee with disgust,
Degraded mass of animated dust!
Thy love is lust, thy friendship all a cheat,
Thy smiles hypocrisy, thy words deceit!
By nature vile, ennoble but by name,
Each kindred brute might bid thee blush for shame.
Ye, who perchance behold this simple urn,
Pass on — it honors none you wish to mourn.
To mark a friend’s remains these stones arise;
I never knew but one — and here he lies.

viernes, 16 de junio de 2017

Felices los normales


Felices los normales, esos seres extraños, 
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente, 
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida, 
Los que no han sido calcinados por un amor devorante, 
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más, 
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros, 
Los satisfechos, los gordos, los lindos, 
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí, 
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura, 
Los flautistas acompañados por ratones, 
Los vendedores y sus compradores, 
Los caballeros ligeramente sobrehumanos, 
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos, 
Los delicados, los sensatos, los finos, 
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles. 
Felices las aves, el estiércol, las piedras. 

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños, 
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan 
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos 
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos 
Y más devorados por amores calcinantes. 
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

lunes, 5 de junio de 2017

Do not go gentle into that good night

Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.

Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.

Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.

Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.

Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi-
questa morte che ci accompagna
dal mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. 

I tuoi occhi
saranno una vana parola,
un grido taciuto, un silenzio.
Così li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. 

O cara speranza,
quel giorno sapremo anche noi
che sei la vita e sei il nulla
Per tutti la morte ha uno sguardo.

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.
Los nueve monstruos - Cesar vallejo (fragmento)

Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.
Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tanta cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.

martes, 2 de octubre de 2012

"Muy mal debo hacerlo, si el que aplaude eres tu" le dijo el mono al oso.

martes, 25 de septiembre de 2012


Para hacer un talismán

Se necesita sólo tu corazón
hecho a la viva imagen de tu demonio o de tu dios.
Un corazón apenas, como un crisol de brasas para la idolatría.
Nada más que un indefenso corazón enamorado.
Déjalo a la intemperie,
donde la hierba aúlle sus endechas de nodriza loca
y no pueda dormir,
donde el viento y la lluvia dejen caer su látigo en un golpe de azul escalofrío
sin convertirlo en mármol y sin partirlo en dos,
donde la oscuridad abra sus madrigueras a todas las jaurías
y no logre olvidar.
Arrójalo después desde lo alto de su amor al hervidero de la bruma.
Ponlo luego a secar en el sordo regazo de la piedra,
y escarba, escarba en él con una aguja fría hasta arrancar el último grano
                    (de esperanza.
Deja que lo sofoquen las fiebres y la ortiga,
que lo sacuda el trote ritual de la alimaña,
que lo envuelva la injuria hecha con los jirones de sus antiguas glorias.
Y cuando un día un año lo aprisione con la garra de un siglo,
antes que sea tarde,
antes que se convierta en momia deslumbrante,
abre de par en par y una por una todas sus heridas:
que las exhiba al sol de la piedad, lo mismo que el mendigo,
que plaña su delirio en el desierto,
hasta que sólo el eco de un nombre crezca en él con la furia del hambre:
un incesante golpe de cuchara contra el plato vacío.

Si sobrevive aún,
si ha llegado hasta aquí hecho a la viva imagen de tu demonio o de tu dios;
he ahí un talismán más inflexible que la ley,
más fuerte que las armas y el mal del enemigo.
Guárdalo en la vigilia de tu pecho igual que a un centinela.
Pero vela con él.
Puede crecer en ti como la mordedura de la lepra;
puede ser tu verdugo.
¡El inocente monstruo, el insaciable comensal de tu muerte!

O. Orozco